A ti, musa inconsciente,
a ti que por no saber,
o por mostrarte ajena,
te mantengo aún más presente.
Ajena a tu grandeza
te diviertes,
aunque a veces dudo
de tu inocencia, musa.
No es la tuya una gracia divina,
más bien es esta belleza terrenal
la que te hace insignificante al mundo,
pero especial a estos ojos cansados.
A ti, musa valiente,
te conservaría así,
intacta, pura ante mi,
pese a pagana en esencia,
sin más brillo
que el de los rayos del sol,
exceptuando mis pensamientos,
mis sueños de musa.
A ti, musa creciente,
te escribo en vasta incertidumbre,
entre teorías románticas
más propias de otros siglos.
Los días alargan tu sombra,
los sueños agrandan tu estrella
y las palabras te mantienen eterna.
Joven y eterna, musa.
A ti, musa mordiente,
te pido, sincero desde mi humilde pleitesía,
que mantengas tu signo,
aquel que te ha marcado hasta ahora.
Seguirás así, encandilando
a mi pluma, a mi papel, a mis ojos,
a mi pecho y a lo que éste guarda.
Seguirás así, latiendo inconsciente...
o latiendo consciente
con la comodidad de saberte musa.
A ti, musa...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada